Deterioro cognitivo, ¿qué es y cómo prevenirlo?

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El deterioro cognitivo es un término general que se refiere a la disminución de las capacidades mentales. Puede ser tan leve que apenas se nota, o tan severo que interfiere con las actividades diarias. El deterioro cognitivo puede manifestarse en una variedad de formas, desde la pérdida de memoria hasta la dificultad para concentrarse, tomar decisiones o interpretar el entorno.

Cuando el deterioro cognitivo es leve, se conoce como deterioro cognitivo leve (DCL). Las personas con DCL pueden tener problemas de memoria, pero son capaces de llevar a cabo sus actividades diarias sin ayuda. Sin embargo, el DCL puede ser una etapa temprana de una enfermedad neurodegenerativa, como la enfermedad de Alzheimer.

En su forma más severa, el deterioro cognitivo puede llevar a la demencia, una disminución grave y progresiva de las habilidades mentales que afecta la memoria, el pensamiento, el juicio y la capacidad para realizar tareas simples.

Causas del deterioro cognitivo

El deterioro cognitivo puede ser causado por una variedad de factores. Algunos de los más comunes incluyen:

  • Envejecimiento: El envejecimiento es una causa natural y común del deterioro cognitivo. A medida que envejecemos, nuestras células cerebrales pueden deteriorarse y perder su capacidad para comunicarse entre sí, lo que puede llevar a una disminución de las funciones cognitivas.
  • Enfermedades neurodegenerativas: Las enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson, pueden causar un deterioro cognitivo severo. Estas enfermedades dañan y destruyen las células cerebrales, lo que lleva a una disminución de las habilidades cognitivas.
  • Factores de estilo de vida: Los factores de estilo de vida, como la falta de ejercicio, una dieta poco saludable, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo, pueden contribuir al deterioro cognitivo.
  • Problemas de salud: Los problemas de salud, como la hipertensión, la diabetes, la obesidad y los accidentes cerebrovasculares, pueden dañar los vasos sanguíneos en el cerebro y llevar al deterioro cognitivo.

Síntomas de deterioro cognitivo

Los síntomas del deterioro cognitivo pueden variar dependiendo de la causa y la gravedad del deterioro. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:

  • Pérdida de memoria: La pérdida de memoria es uno de los síntomas más comunes del deterioro cognitivo. Las personas pueden tener dificultades para recordar eventos recientes o aprender nueva información.
  • Confusión: Las personas con deterioro cognitivo pueden estar desorientadas en tiempo y espacio. Pueden perderse en lugares familiares o tener dificultades para seguir una conversación.
  • Dificultad para realizar tareas cotidianas: Las personas con deterioro cognitivo pueden tener dificultades para realizar tareas cotidianas, como cocinar, limpiar o pagar las facturas.
  • Cambios en el comportamiento: Las personas con deterioro cognitivo pueden experimentar cambios en su comportamiento. Pueden volverse más irritables, ansiosas o deprimidas. También pueden perder interés en actividades que antes disfrutaban.

¿Cómo prevenir el deterioro cognitivo?

No todas las formas de deterioro cognitivo pueden prevenirse, ya que es un problema multifactorial, y es posible que tenga un componente genético y factores que aún no se tienen claros. Sin embargo, aquellos factores que corresponden al estilo de vida sí pueden modificarse, y contribuir a un envejecimiento saludable. Te contamos varias estrategias que pueden ayudar a reducir el riesgo:

La reserva cognitiva

La reserva cognitiva es un concepto que se refiere a la capacidad del cerebro para resistir el deterioro cognitivo sin presentar síntomas. Esta reserva es el conjunto de recursos cognitivos que una persona adquiere a lo largo de su vida y que le protegen ante una lesión cerebral y el envejecimiento. En enfermedades neurodegenerativas, es frecuente observar cómo aquellas personas con una alta reserva cognitiva tardan más en mostrar síntomas que aquellas que poseen una reserva menor. Esto se debe a que las personas con una mayor reserva cognitiva pueden tolerar mejor el daño y ralentizar las manifestaciones clínicas. Se relaciona con la neuro-plasticidad,  la capacidad del sistema nervioso en responder a las demandas del ambiente interno y externo, reorganizando su estructura, función y conexiones, sin importar la edad.

La educación, la ocupación laboral, el estatus socioeconómico y el coeficiente intelectual son factores considerados predictores de la reserva cognitiva y de la habilidad del cerebro para afrontar daños sin manifestar síntomas evidentes. Podría decirse que el sistema nervioso es como un músculo, cuanto más lo estimules y mejor lo nutras más sano se mantendrá durante más tiempo.

Sin embargo, el efecto protector de la reserva cognitiva sólo se ha visto asociado a los primeros estadios de enfermedades neuro-degenerativas, y no a estadios más avanzados. Pero lo que sí está claro es que supone un efecto “anti-envejecimiento”.

Otros factores que influyen en la creación de la reserva cognitiva son:

  • Mantener una dieta saludable: Una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables puede ayudar a mantener la salud del cerebro.
  • Ejercicio regular: El ejercicio regular, tanto físico como mental, puede ayudar a mantener la salud del cerebro. Esto puede incluir actividades como caminar, nadar, leer o resolver rompecabezas.

Actividad física

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El ejercicio físico no solo tiene beneficios en nuestra salud física, mejora nuestra masa muscular, cuida nuestro metabolismo, disminuye riesgo de lesiones, entre otros, sino que también impacta en nuestra salud cerebral. Concretamente, influye en el desarrollo cognitivo y la memoria. Según numerosos estudios científicos, como este y este, el ejercicio físico puede prevenir el desarrollo de demencias, y reducir y retrasar el deterioro cognitivo.

Además el ejercicio físico durante el envejecimiento incrementa la densidad sináptica (el espacio de la materia gris donde se desarrollan la conexiones neuronales), protegiendo de este modo la salud cerebral y las habilidades cognitivas.

Sin embargo, aún no está del todo claro qué tipo de actividad física es ideal, lo más probable sea que se tenga que adaptar a cada individuo y que incluya tanto actividad cardiovascular como de fuerza, de intensidad moderada.

Relaciones sociales positivas

La evidencia científica hasta la fecha parece apuntar a que tener un contacto social pobre puede aumentar el riesgo de padecer deterioro cognitivo en la madurez.

Tener una buena red de apoyo puede ayudar a disminuir el estrés, la depresión, y fomenta el bienestar psicológico, lo que impacta positivamente en nuestra salud general.

La soledad no deseada es una epidemia silenciosa en las personas mayores. El cese de la actividad laboral y la reducción de red social debido a fallecimientos y un estilo de vida menos activo contribuyen a la soledad. Esto puede llevar a problemas de salud mental como la ansiedad o la depresión. Es por ello por lo que es esencial hacer un esfuerzo por mantener, reforzar y crear vínculos sociales saludables, ya sea apuntándose a actividades, acudiendo a centros de día…

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Hábitos saludables

Todos sabemos que llevar hábitos saludables nos ayuda a tener mejor calidad de vida y un buen estado de salud. Pero también tiene un impacto a nuestra salud a largo plazo y a nuestro estado cerebral. Dormir horas suficientes, tener una alimentación saludable, cuidar de nuestra salud mental son otras de las piezas claves de las que se compone nuestra salud y que juegan un papel en el desarrollo de problemas cognitivos en el envejecimiento.

Mantener una vida activa

Más allá de la actividad física, para reducir la probabilidad de tener deterioro cognitivo en la madurez, es importante mantenernos activos mentalmente. Y para ello podemos recurrir a cualquier actividad estimulante que nos guste, ya sea viajar, leer, hacer crucigramas o ejercicios mentales, salir de vez en cuando de la rutina, emprender nuevas aficiones… Cualquier actividad que suponga un desafío para la mente es algo positivo para el estado de salud del cerebro. ¡Nunca es tarde para aprender cosas nuevas!

Referencias

Toloza Ramírez, David, & Martella, Diana. (2019). Reserva cognitiva y demencias: Limitaciones del efecto protector en el envejecimiento y el deterioro cognitivo. Revista médica de Chile147(12), 1594-1612. https://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872019001201594

Blondell, Sarah & Hammersley-Mather, Rachel & Veerman, Jacob. (2014). Does physical activity prevent cognitive decline and dementia?: A systematic review and meta-analysis of longitudinal studies. BMC public health. 14. 510. 10.1186/1471-2458-14-510.

Piolatto, M., Bianchi, F., Rota, M. et al. The effect of social relationships on cognitive decline in older adults: an updated systematic review and meta-analysis of longitudinal cohort studies. BMC Public Health 22, 278 (2022). https://doi.org/10.1186/s12889-022-12567-5

Andrea García es psicóloga General Sanitaria, con formación en terapia sexual y de pareja, especializada en terapia online para adultos. Está formada, además, en instrucción en yoga y tiene interés especial en las relaciones, trauma, apego y las terapias basadas en Mindfulness.